lunes, 5 de marzo de 2012

TDA - Trastorno déficit de atención

En esta entrada recogida de la página www.migueljara.com , podemos ver como igual que los países mejoran su armamento para hacer "misones de paz", las empresas farmaceuticas mejoran sus medicamentos para hacer "clientes con contrato de permanencia".



Marc
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Un psiquiatra colaborador del blog, que firma sus comentarios como Alredol, me envía este artículo sobre su experiencia con ciertos medicamentos psquiátricos peligrosos y con enfermedades tristemente de moda:
El metilfenidato y las anfetas son gominolas en comparación con lo que es el verdadero “cyclon-gas” contemporáneo: los antipsicóticos o neurolépticos. El asunto del Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) es agua pasada. Hace 40 años cuando yo empecé psiquiatría se veían verdaderos hiperactivos primarios o intrínsecos. El trastorno entonces se suponía que ocurría en un 0,1% de la población infantil y que mejoraba en la adolescencia: Se prescribía metilfenidato tipo Rubifen o anfetas (que algunos de nosotros ya habíamos probado para algún examen duro y se siguen tomando así y en el deporte de rendimiento) de manera que su acción incidía sobre las horas de día en que podía ser útil.
Los fines de semana vacaciones medicamentosas. Lo que se vió es que el metilfenidato mejoraba la atención y el rendimiento físico de todos, de hecho cuanto más daño cerebral real tenía un niño más inutil era. Así que aquí tenían una droga para la que había que inventar una enfermedad: el TDAH era más fluido que la hiperactividad y así se llega al TDA, con el que algún colega mío prosperó poniendo el sabihondo énfasis en aquello de “sin hiperactividad”. Luego vinieron las ampliaciones del “criterio diagnóstico” hasta cifras del 10%.¿Como puede entenderse que una enfermedad que afecta al desarrollo tenga tal incidencia negando los principios fundamentales de la biología evolutiva con mucho más dogmatismo que los evangelistas?
Los psiquiatras “ilustrados” no lo creíamos y si sacábamos la cabeza del parapeto nos daban: cartas al gerente de la fundación, del psicólogo o el director del colegio, llamadas amenazantes de algún “responsable”. No nos salió gratis. Cada vez éramos menos. Venció el mal esa es la verdad y los docentes y psicólogos escolares fueron en mi opinión su punta de lanza más eficiente. Los criterios se ampliaron y ampliaron y en edad y así surgió el Concerta, a dar todos los días y horas con lo cual se aseguraba la habituación, la adicción. Aunque claro esto conllevaba sus propios problemas, periodos de insuficiente cobertura sináptica. Así vinieron otras cosas, neurolépticos como el Risperdal o Ziprexa que se dan para todo. Y esto es hoy mucho más peligroso.
Un día se verá el uso de antipsicóticos en poblaciones de discapacitados y ancianos como el mayor abuso psiquiátrico de la historia: a ellos si que están castrando, torturando, enfermando y hasta matando. Y no van a quejarse y menos litigar. Al fin y al cabo los afectados de psicosis de verdad simplemente pueden tirar los antipsicóticos a la basura (tienen una cifra de abandono del 80% por algo será) y los TDA pueden llevar a las compañías a juicio cuando se hacen mayores -hay miles de litigios en Estados Unidos, por este y otros motivos, que Big Pharma amortiza con sobreprecio o dentro de sus presupuestos de research and develpment.
Dejen el tema del TDA, es ya aburrido, un problema menor. Los antipsicóticos, los neurolépticos es el grupo de fármacos con mayor facturación de la historia, 16.000 millones de dólares y siguen creciendo. Como fenómeno de marketing es simplemente espectacular, una obra maestra, canónica. Allí si que están poniendo la gran mordaza. Auswitch está hoy en muchos hogares de ancianos, unidades de atención a la diversidad de colegios y grandes centros de discapacitados

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