domingo, 9 de octubre de 2011

La ministra del interior británico, pide eliminar la ley de derechos humanos


A primera hora de ayer daba la impresión que lo más destacado de la jornada del congreso del Partido Conservador británico iba a ser la presentación por parte del primer ministro, David Cameron, de un llamado «impuesto de obesidad». Sin embargo, el protagonismo se lo llevó la ministra del Interior, Theresa May, cuando en un delirio de neocon, anunció la posible eliminación de la legislación británica de la ley de derechos humanos para, entre otras cosas, facilitar la deportación de convictos extranjeros, o de una manera más gráfica, dar una patada a la convención europea de derechos humanos. «Debe desaparecer -dijo la superministra-, y así devolver la cordura al sistema de inmigración del país».


Alegar la posesión de un gato

La ministra no dudó en poner un ejemplo para defender su argumento. Contó que en una ocasión, un emigrante ilegal, un ladrón, se resistió a ser deportado alegando que era dueño de un gato, lo que levantó exclamaciones de desaprobación y sorpresa en un nutrido grupo de delegados. «Y no me lo invento», añadió (aunque fue un boliviano en el 2008 que alegó contra su extradición su larga relación con una mujer). May también puso otros ejemplos de supuestos extranjeros exconvictos que han argumentado «excusas familiares» para lograr la residencia. «Todos conocemos historias sobre la ley de derechos humanos: el traficante de drogas que no puede ser deportado porque tiene una hija aquí por la que no paga manutención; el ladrón al que no se puede expulsar porque tiene novia?».

Fue otro peso pesado del partido, el ministro de Justicia, y representante del ala más liberal, Kenneth Clarke, quien rechazó las palabras de May. La retó a que demostrara si alguien había utilizado la excusa de un gato para resistirse a su deportación, y agregó en otro tono que «los derechos humanos son fundamentales, luchamos en una guerra por su defensa».

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